Y aunque desde que empecé diván perdí la privilegiada vista de las piernas de mi psicoanalista, verlas en el hola y en el chau siguió siendo un verdadero placer.
Placer que abandoné ayer, con (¿falso?) orgullo por la tarea cumplida.
martes, 9 de junio de 2009
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3 comentarios:
pobre mujer... tiro la toalla...
Bien. :)
Siempre es bueno dar un paso y avanzar.
Ahora...si volvés, ¿es fracaso?
Leche:
¡No! ¡Ella quería seguir dándome pelea!
Ari:
Si vuelvo es necesidad. Es como volver al traumatólogo, ponele...
A los dos, gracias por comentar.
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